Huyendo de los Nazis


Los refugiados pueden ser agrupados en dos grandes colectivos en función de las razones que les llevaron a emprender la evasión. Aquellos que querían luchar contra el fascismo al lado del ejército aliado, tanto los ciudadanos de países ocupados (franceses , belgas , holandeses , polacos ... ) como los pilotos abatidos en los combates (británicos , estadounidenses y canadienses ), y los que huían de la barbarie nazi (judíos de todas las nacionalidades ) que tenían la esperanza de poder dirigirse a América, a algunas colonias belgas u holandesas y a Palestina.


Entre los refugiados, el contingente más numeroso lo formaron los franceses, con más de la mitad del total de detenidos, seguido del de los judíos, que fue el grupo que sufrió con más intensidad las dificultades y las consecuencias de las evasiones.


Se estima en 80.000 el número total de refugiados que pasaron por España durante la segunda Guerra Mundial. En esta cifra están contabilizados tanto los detenidos como los que consiguieron cruzar la Península Ibérica sin ser descubiertos.


El paso de judíos por la frontera pirenaica fue relevante tanto por el número de personas detenidas como por los casos particulares que se han documentado.


Coincidiendo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, comenzó el éxodo de alemanes y austriacos, muchos de ellos judíos, hacia Francia donde fueron destinados a los mismos campos de concentración ocupados unos meses antes por los exiliados españoles. En los meses siguientes, miles de judíos de los países que el ejército alemán se anexionaba (Polonia, Bélgica u Holanda) llegaron a territorio francés huyendo de los nazis.


En junio 1940 Alemania ocupó también Francia. De inmediato se dictaron disposiciones a fin de tenerlos localizados y expulsarlos de la administración y la economía. Una ley de octubre 1940 autorizaba a los prefectos de policía a detener a los judíos residentes en sus departamentos y asignarlos a un lugar de residencia vigilada o expulsarlos de territorio francés. 


Entre 1940 y 1941 se calcula que unos 40.000 judíos pasaron a la zona libre y se instalaron en los departamentos del sur que no estaban bajo control alemán. Sin embargo permanecer en la Francia de Vichy no era garantía de seguridad puesto que se seguía confiscando bienes de los judíos, interviniendo sus cuentas y oligándolos a inscribirse en un registro habiltado en cada ayuntamiento.


Ya en 1939 empezaron a llegar a España, de modo puntual, los primeros judíos. La mayoría llevaban la documentación en regla para pasar la aduana. La falta de algunos de los requisitos podía significar la inmediata detención y la expulsión.


Recién iniciado el año 1942 la situación cambió. El día 2 de enero se decretó que los judíos llegados a Francia después de 1936 se incorporasen en las compañías de trabajadores o sean internados en centros especiales. A tal efecto se crearon centros de detención, algunos de estos próximos a la frontera española.


En julio empezó la persecución de los residentes en el sur de Francia. Entre el 20 de julio y el 5 de agosto, el gobierno de Vichy dió órdenes para acabar con los visados de salida mientras se comprometía a extraditar a los judíos a Alemania. Ante esta situación, los que querían huir sólo tenían dos alternativas: dirigirse a Suiza o a España.


Se produjo en este momento un incremento de falsificaciones de documentación, pero muchos decidieron evadirse sin papeles.


Ante el peligro, movidos por el instinto de supervivencia, muchos judíos decidieron huir a la desesperada alentados por la aparente proximidad de España y cruzar así los Pirineos.


La llegada masiva de judíos a España se concentró en el período comprendido entre octubre de 1942 y enero de I943. Muchos de ellos, aprovechando sus buenos contactos y su capacidad económica, consiguieron cruzar España sin incidencias. El resto tuvo que hacer frente a la dolorosa política de repatriaciones y los problemas que implicaba cruzar los Pirineos con personas de edad avanzada y con niños. Una vez en España, las familias solían ser separadas y llevadas a los diferentes centros de acogida